¿ES USTED TAN BUENO PARA IR AL CIELO?
Puesto que el pecado es la infracción de la Ley de Dios, veamos si usted es tan bueno para ir al cielo: ¿Ha guardado los Diez Mandamientos?
- ¿Ha mentido? ¿Cuántas veces ha mentido durante toda su vida?
- ¿Ha hurtado (robado) algo? El valor del objeto es irrelevante porque es el acto
- ¿Ha cometido adulterio? Jesús dijo en el Sermón del Monte que mirar a otra persona para codiciarla era adulterar con ella en el corazón ¿Cuántas veces ha hecho esto?
Estos sólo son tres de los Diez Mandamientos. ¿Los ha guardado siempre? ¿Cuántas veces tiene que violar una ley para ser culpable? ¡Sólo una!
- ¿Cuántas veces ha violado la Ley de Dios? ¿Qué merece: recompensa o castigo? ¿Cómo se llama el lugar de castigo de Dios? El infierno…
«Todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda». Apocalipsis 21.8
Si Dios le diera justicia, usted estaría en problemas serios. Sin embargo, Él quiere darle misericordia y por esto mandó a Su Hijo, Jesucristo, para morir por sus pecados.
Usted violó la Ley pero Cristo pagó su multa. Si quiere la salvación, arrepiéntase (confiese sus pecados a Dios y apártese de ellos) y ponga su fe (su completa confianza) en el Señor Jesucristo para salvarlo.
Que tal si... estoy fingiendo?
¿Qué tal si la definición de fingir es engañar o dar una falsa apariencia? ¿Qué tal si aparentar puede engañar a los hombres, pero no puede engañar a Dios? ¿Qué tal si es cierto que somos conocidos por nuestras acciones? ¿Qué tal si Jesús tenia razón en decir que no todo aquel que lo llame Señor entrará al reino de los cielos? (Mt 7:21) ¿Qué tal si Satanás quiere hacerme creer que puedo pecar y salir sin castigo? ¿Qué tal si Dios no es sólo un Dios de amor y perdón, sino también un Dios de justicia e ira? ¿Qué tal si fuera horrendo caer en manos del Dios vivo? (Hebreos 10:31) ¿Qué tal si mi amor por las cosas de este mundo demuestra que no pertenezco a Cristo? (1 Jn 2:15)
¿Qué tal si realmente debo examinarme y ver si estoy en la fe? (2Cor 13.5) ¿Qué tal si no me he arrepentido realmente de mis pecados contra Dios y me he convertido completamente al señorío de Jesucristo? ¿Qué tal si he quebrantado los mandamientos de Dios miles de veces sin importarme que es como escupirle en la cara? ¿Qué tal si Dios me hace responsable por cada mentira, cada pensamiento de sexo ilícito y cada vez que me enojo sin razón? ¿Qué tal si Dios considera mi deseo por sexo ilícito como adulterio y mi odio como homicidio de corazón? ¿Qué tal si estoy ignorando al Dios que me dió la vida y que me da cada respiro? ¿Qué tal si no me veo como un enemigo de Dios, que merece no menos que pasar la eternidad en el infierno? ¿Qué tal si Dios no desea que yo vaya al infierno e hizo una manera de ser perdonado? ¿Qué tal si Dios recibió mi castigo al morir en la cruz, en la forma de Jesucristo, por todos mis pecados? ¿Qué tal si la convicción que siento en mi corazón me esta rogando que me arrepienta verdaderamente y ponga mi fe en Jesucristo, el único que puede salvarme?
¿Qué tal si Dios permitió que leyera esto por una razón?
JOHN C. RYLE (1816-1900)
Las personas nunca se dirigirán decididamente hacia el cielo y vivir como peregrinos hasta que realmente sientan que están en peligro del infierno… Tenemos que exponer y machacar los Diez Mandamientos para mostrar la anchura, la longitud, la profundidad y la altura de lo que exigen… Aquellos a los cuales el Espíritu lleva a Cristo son los que el Espíritu ha convencido del pecado. Sin una plena convicción del pecado, los hombres quizás parezcan llegar a Jesús y seguirle por un tiempo, pero pronto se apartan y vuelven al mundo.